Nuestra cultura ha alimentado varias creencias que hacen flaco favor al desarrollo armónico de una relación amorosa.
El intercambio de la pareja lejos
de ser un espacio de intercambio amoroso, para algunas relaciones parece mejor
un campo de batalla.
Los frecuentes conflictos que
desatan una competencia abierta por determinar quién sabe más; quién gana más; quién
grita y quién manda más, quién ejerce más presión y control, quién se hace
esperar más, quién es más indispensable, quién...
…los secretos, las amistades
escondidas, la agenda oculta, los programas no compartidos y la no inclusión
del otro en el proyecto de vida son los ases bajo la manga que incentivan la
competencia y el control. Erróneamente se piensa que estas conductas son
saludables para la pareja, y todo lo contrario, construyen una muralla infranqueable
de indiferencia, desconfianza y deslealtad.
Los valores que rigen a estas parejas distan mucho de la comunicación abierta, la vitalidad, la
compasión, el compromiso y la fidelidad esenciales en una relación de
excelencia.
Solo cuando en una relación se
plantean claras las reglas y los estándares; y se respetan y se aceptan las
necesidades del otro se puede triunfar en la relación; de lo contrario está
condenada a la debacle, a la ruina, al caos.
Los conflictos de poder suelen hundir
en el lodo a los miembros de la pareja de manera individual y a la relación
como tal.
Poder vs amor son incompatibles. Los conflictos de poder están
alimentados por el miedo, la confusión y el egoísmo. El conflicto de poder trae
de la mano la fractura de la relación, frustración y negligencia.
El amor se alimenta de la entrega total y absoluta, de compasión, y de solidaridad. En el buen amar se da la armonía, el compromiso
responsable y el crecimiento de ambos de manera inherente y exponencial.
En mi trabajo cotidiano con
personas que están haciendo lo que se necesita hacer para sanar un corazón roto
suelo constatar que cuando el miedo a enamorarse; a amar y ser amado; a
construir un amor te paraliza, lo
único que innegablemente conseguirás será que se te congele la vida.
El poder es una estrategia
innefectiva para quien bien quiere sentirse amado y amar abierta y
sinceramente.
Ahora, te invito a que con estos
tres parámetros analices como te desenvuelves en tus relaciones íntimas:
#3 ¿tu relación está basada en el
poder o en el amor?
#2 ¿Cuál es el costo emocional,
familiar y económico de sostener una relación basada en el poder?
#1 ¿Qué puedes hacer ahora mismo
para salir del conflicto de poder a la manifestación genuina, armoniosa y llena
de placer que te brinda la posibilidad de amar y ser amado?
Confío en que estas líneas te
sirvan como referente de inspiración para ti y los tuyos.
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Por tu Excelencia,
ÁngelaR
Tu Coach de Pareja&Liderazgo con Propósito
P.D. “No me interesa que me quieras mucho, sino que me quieras bien o muy bien”.
Walter Riso