miércoles, 8 de octubre de 2014

Cómo saber quien es el culpable

Cuando en la vida se nos presentan situaciones que no son muy agradables o de nuestra conveniencia lo más común es que empecemos  a buscar quien es el “culpable”.



Es como cuando tenemos planeado madrugar y resulta que amanece lloviendo y haciendo mucho frío. Suena el despertador y preferimos enrollarnos en la cobija y seguir durmiendo. 

Luego, se nos presentan los inconvenientes porque ya no nos alcanza el día, llegamos tarde, dejamos de hacer varias de las tareas planeadas y surgen los problemillas como consecuencia de levantarse tarde, y la respuesta que quizás podamos dar es que fue “culpa de la lluvia”.

La lluvia como tal es simplemente eso, lluvia. Ni buena ni mala. Quien tomo la decisión de seguir durmiendo debe acarrear con las consecuencias.

Cuántas veces sucede así en la vida. No nos responsabilizamos de nuestras decisiones y de nuestras acciones y entonces empezamos a buscar “culpables” por todas partes.

Sucede a la hora de conservar un trabajo, una relación de pareja, nuestra salud y bienestar.

Cuando nos hacemos responsables de todo lo que por acción o por omisión afecta aquello que es fundamental para nuestras vidas nos adueñamos de nosotros mismos, de nuestra vida, de nuestras acciones y por tanto de nuestros resultados.

Recordemos que cuando señalamos para decir que es por culpa de xyz, hay cuatro dedos señalándonos para decirnos “y tú cómo contribuiste a generar esto, ¿de qué te haces responsable?”

Es más fácil decir que el matrimonio fracasa porque el esposo es un borracho. Es más fácil decir que te despidieron del trabajo porque el jefe es muy exigente y tiene unos estándares muy altos. Y en últimas, qué hay de ti que estás con una pareja maltratadora o en un puesto de trabajo donde no das el rendimiento esperado porque el puesto te queda grande.

Es más fácil liberarse de la responsabilidad como si fuera una papa caliente que se le tira al otro y simplemente “culpar” al jefe exigente y al esposo borracho.

Finalmente no hay culpables, hay responsables. Y si decido quedarme o irme de esa persona o vivencia que no me gusta, que no me conviene, que me afecta, lo importante es hacerse responsable de esa decisión y de lo que trae consigo.  

Cada uno de nosotros crea la realidad que está viviendo. Te invito a hacerte responsable de lo que creas, y si esa realidad que estás viviendo no es la que deseas hay formas de trabajar en sí mismo, limpiar el camino y crear lo que sí quieres.

Confío en que estas líneas te sirvan como referente de inspiración para ti y los tuyos.

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Por el derecho a AMAR para ser AMADO,

Ángela


Tu Coach de Pareja&Liderazgo con Propósito

P.D. Ser responsable de sí mismo es una actitud de un SER valiente. Echarle la culpa al otro nos sitúa en el camino de la MEDIOCRIDAD. 

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