miércoles, 26 de noviembre de 2014

¿Qué prefieres: bisutería o diamantes?

Qué cuidado y valor le otorgas a una piedra preciosa, cómo la luces, cómo la cuidas, cómo la preservas, cómo la custodias.






Crear un gran estilo de vida es una meta común para muchos individuos. De ahí que se inviertan recursos valiosos como dinero, tiempo y esfuerzo en estudiar y/o trabajar para disfrutar más delante de lo que cada quien anhela bien sea un patrimonio en dinero, viajes, propiedades, inmuebles, joyas, autos, conocimiento, títulos, en fin, la lista es larga e individual.

La relación de pareja es un área fundamental del gran estilo de vida, pocos la ponderan y por lo tanto es común que la excluyen a la hora de plantearse ese gran estilo de vida.

En las últimas semanas hemos trabajado el tema de cuidar de la relación, de invertir conscientemente en ella, protegerla y abonarla como si se tratara de un cultivo de finas orquídeas.   

Deepak Chopra nos enseña sobre el mismo tópico con la siguiente consignacuidar responsablemente lo que valoramos como un medio para hacer cumplir nuestros sueños”.

Te has preguntado cuán relevante es para si tu relación de pareja. Si realmente es importante cómo la valoras, cómo la cuidas, qué tan responsable es ese cuidado.

Si para ti la relación de pareja equivale a una bisutería, entendida como una piedra semipreciosa que puede tener un valor relativo, inclusive ser bonita, llamativa, tener buen diseño y estar de moda le darás un cuidado relativo al valor que le otorgues.

Sin embargo, llevándola al siguiente nivel: si homologas tu relación de pareja con un diamante, qué cuidado y valor le otorgas a una piedra preciosa de esa dimensión, cómo la luces, cómo la cuidas, como la preservas, cómo la custodias.

Para fomentar la riqueza inviertes en riqueza. Para fomentar el amor se invierte en amar. Para fomentar la relación se debe invertir, cuidar, proteger responsablemente de la relación, de tu pareja, del ambiente y entorno en que se desenvuelven.

Solo en ti está el poder de cuidar de tu relación y de tu pareja como una bisutería común o como un valioso diamante. La relación es tan sagrada como tú le otorgues ese valor. 

Nadie más la puede ponderar por ti, es decisión personal e intransferible. Es la inversión consciente que haces por el derecho a amar para ser amado. 

Déjame saber tus opiniones en crea.excelencia@gmail.com; también puedes visitarme en Facebook y en Twitter.

Por tu Excelencia,

ÁngelaR


Tu Coach de Pareja&Liderazgo con Propósito

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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Es tu relación, ¿una flor silvestre o cultivada?

Lo que se aprecia se cuida. Cada quien determina el valor que le asigna a su relación de pareja, si representa una flor silvestre o una fina y cultivada. Así mismo será relativa la inversión de tiempo, dinero, esfuerzo que invierta en ella.




¿Qué harías si deseas tener un jardín de orquídeas porque te parecen lindas y anhelas verlas florecidas y disfrutar de su aroma, de su colorido y de su belleza?

No basta con anhelarlo y que te gusten para ver las flores. Si sabes poco del tema te tocará asesorarte y aprender. Requieres saber cuáles son las condiciones para que el suelo esté fértil, cuál es el abono preciso, las condiciones de luz, el riego, en fin un sinnúmero de detalles que harán que al cabo de un tiempo tu vista y tu olfato se deleiten con maravillosas flores.

Para todo ello vas a requerir de tiempo, ocuparte de las plantas, invertir el dinero que sea necesario en literatura sobre el tema, quizás asistir a un curso o contratar asesoría, comprar los insumos y abonos necesarios, disponer del espacio físico y hacer las adecuaciones que demanden.

Las orquídeas no son flores comunes. Para verlas florecer se requiere de tiempo y persistencia, de la paciencia y dedicación de su jardinero. Y bien, he puesto como referencia cultivar orquídeas pero igual el ejemplo lo puedes llevar a otros temas de tu agrado como un pasatiempo o hobby, o aún un deporte que te interese.

Así como cuidar un jardín requiere de dedicación lo mismo ocurre con la relación de pareja. Se pretende erróneamente que un romance prospere simplemente porque se “invirtió” en la etapa inicial de seducción. Digamos que esta es la parte fácil y rápida.

Mantener la relación es una inversión consciente. Infortunadamente poco se sabe y algunos van de tumbo en tumbo porque carecen de educación emocional.

Ya me has oído decir que somos analfabetas en muchas áreas, y cada quien domina algunas y desconoce otras, para eso estamos ¡para aprender! Sin embargo, uno de los tópicos de mayor analfabetismo es el emocional y de ahí que contemos con una salud lábil en esta misma área.

Querer una pareja y tener una persona al lado no es lo mismo que tener una relación sana, empoderada y funcional. Me encanta la frase de Michael Levine que dice que tener un piano no lo vuelve a uno pianista. Y es lo mismo, tener unas matas de orquídeas no significa que vayan a florecer.

Cuidar la relación de pareja necesita más que atracción. Por simple química no perdura en el tiempo. Requiere de cuidado y dedicación, entender las necesidades y el lenguaje de amor del otro, y tener la osadía de arriesgarse a invertir como si se tratase de ese cultivo que tanto anhelas ver florecer.

Y esto es válido tanto para aquellas personas que ya están en una relación y la sienten como un formalismo, y para aquellos que siguen solos porque ninguna relación “cuaja”.

Es imperativo limpiar el terreno y formarse para poder cultivar con éxito. Educarse es básico. Para aprender a leer y a escribir requerimos de años de entrenamiento y práctica, de la guía de padres y maestros, sino nacimos aprendidos no queda otra que poner manos a la obra y hacer lo que sea necesario con tal de sacar la relación adelante.

Confío en que estas líneas te sirvan como referente de inspiración para ti y los tuyos.

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Por tu Excelencia,

ÁngelaR


Tu Coach de Pareja&Liderazgo con Propósito

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miércoles, 12 de noviembre de 2014

¿A qué huele tu relación y cómo se ve?

Es parte de nuestra naturaleza divina el vivir en grupo, acompañados, somos seres sociales por naturaleza. De ahí que una de los mayores anhelos, común a un gran porcentaje de la población, sea conseguir una relación de pareja como forma de sentir a otro de manera íntima y gozar de la posibilidad de amar para ser amado.



Quizás en este postulado se encuentre una de las causas más comunes de las problemáticas que se trabajan tanto con personas que ya están en una relación -como un formalismo-, como con aquellos que siguen solos porque ninguna relación “cuaja”.

Lo que he identificado como factor común es que con resultados, favorables y momentáneos, se focalizan en cómo conseguir una pareja, activan todas las antenas, y diseñan un kit de herramientas para ello.

Se concentran en el conseguir y una vez están ahí, se olvidan de que hay que invertir en cómo conservarla. Apuestan todo por atraer, cautivar, seducir; y el mínimo o nada por conservar. Mejor optan por entregársela a la suerte, al destino o a Dios y luego culpan a ese mismo Dios, a la suerte y al destino de los pésimos resultados.

He ahí el dilema, se invierte para conseguir pero no se invierte para conservar porque pareciera que no resulta fácil ser consistentes y en la cuenta bancaria del amor hacer depósitos constantes para que genere jugosos intereses.

La relación de pareja es como una planta. Si no la riegas, la abonas y la podas quizás poco a poco se va secando y debilitando o se muera.

En mi libro electrónico Las 9 Enfermedades Del Amor Que Tienen Tu Relación En Cuidados Intensivos, que tendré el gusto de presentar a la luz pública la próxima semana, detallo como con nuestras actitudes, acciones y omisiones; y desde nuestros patrones y personalidad descuidamos tanto la relación, al otro y a nosotros mismos que hacemos muy poco por conservarla fértil, frondosa y florecida.

Seducción y conquista
Quizás seducir en la primera etapa te resulte muy fácil. Pero qué hay de aquello de preservar lo conquistado. Aunque son muchas las piezas del rompecabezas que hacen parte de este tema, en este artículo vamos a hacer hincapié en un aspecto específico.

Cuando estamos en plan seducción cuidamos nuestro aspecto personal, nuestra imagen física y nuestro espacio.

Una vez ganada la primera etapa de montaña algunas personas suelen descuidarse y no trabajan por el gran premio. Y tanto hombres como mujeres se dejan llevar por la desidia.

Normalmente esta situación se refleja de tres maneras:

#3 Presentación personal. En la etapa de seducción te organizabas como un postrecito: usabas tu loción favorita, te vestías de manera armoniosa y diligente, te organizabas el cabello, las uñas, la piel, en fin, dedicabas tiempo para verte y sentirte bien contigo mismo y resultar interesante para el otro/a.

#2 Cuidar de sí mismo. Cuando se está en el plan de impactar a alguien del sexo opuesto se cultivan hábitos como alimentarse bien para mantener un peso adecuado y una figura atractiva, hacer deporte, ocuparse del cuidado y salud del cuerpo.

#1 Mantener en orden el espacio personal. Dedicabas tiempo al aseo, higiene y orden de tu espacio personal tanto en el sitio de trabajo como en tu casa para que cuando te visitaran se encontraran con un lugar en óptimas condiciones.

Cómo puedes darte cuenta, algunos en la etapa de seducción y conquista inicial hacen todo para que la “vitrina” sea llamativa, brille y venda. Luego, cuando ya se da todo por hecho entran en la dejadez, en la pereza, en el abandono.

Dejar de ser interesante y atractivo para el otro hace que se pierda interés en la relación. Si por negligencia se cae en el descuido y reinan la mugre y el desorden tanto personal como del espacio físico te pregunto:

·       ¿Quién desea salir a la calle acompañado de una persona desaliñada, poco agradable y descuidada?
·       ¿Quién desea convivir con una persona que se ama poco y descuida su alimentación, su salud y su apariencia física?
·       ¿Quién desea tener “buen” sexo en un espacio sucio, desordenado, mal oliente?

Ten en cuenta que la primera persona con quien se convive es “yo con yo”, así que es primero la comodidad contigo mismo la que está en juego. Sino cuidas de ti mismo, sino te amas a ti mismo, sino inviertes en ti mismo mucho menos lo vas a hacer por tu pareja.

Te hago un llamado de atención para que re-evalúes: si tu relación entró en la apatía, o si ninguna relación prospera, de qué manera estos elementos pueden estar influenciándola y qué vas a hacer para poner los correctivos necesarios.

Recuerda la seducción y conquista inicial quizás resulten bastante sencillas; a lo mejor sostenerlas de manera consistente en el tiempo sean el verdadero reto.  

Confío en que estas líneas te sirvan como referente de inspiración para ti y los tuyos.

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Por tu Excelencia,

ÁngelaR


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miércoles, 5 de noviembre de 2014

Y, ¿qué hay de tu salud emocional?

Es frecuente ver como en los comerciales de televisión se incentiva a las personas a renovar frenéticamente sus aparatos de telefonía celular. Te ofrecen en una promoción que supera el millón de pesos un equipo para que no te quedes rezagado y estés a la altura de tus amigos y de tu círculo. 

Y es aún más curioso como los usuarios acceden tan fácilmente a este tipo de mensajes y cambian equipos en buen estado y de versiones recientes solo por sentirse que están a la par, a la moda, y poder presumir con lo último del mercado.

Sin embargo, las mismas personas son renuentes a invertir en su salud emocional, en conocerse en un nivel profundo, en indagar acerca de cómo orientarse en su vida desde su sentir y su ser porque cualquier dinero que apuesten en este sentido les parece una suma escandalosa y difícil de conseguir.

Ahora mismo, la prioridad es como gastarse el dinero en la rumba, los regalos, la ropa de moda, renovar el televisor, el celular, los equipos tecnológicos, los juegos electrónicos, unas vacaciones o algo que en finalmente llene el vacío de no saber quien se es y compense por ende la necesidad de estatus.

Y al regreso a la cotidianidad pasa la anestesia y se retoma la misma vida en mediocridad: el cansancio, el estrés de las deudas, la angustia por un trabajo que no se disfruta, el caos de una relación de pareja que no trae frutos y los estados de ánimo de ira, frustración, soledad y desencanto.

Nos acostumbramos a gastar en banalidades y nos olvidamos de la importancia de invertir en nuestra salud emocional, aquella que nos brinda plenitud, crecimiento y tranquilidad.

Y no se trata de desvirtuar los beneficios del descanso y de un gran estilo de vida. Se trata de cuestionarnos como usamos los impulsos del consumismo para cubrir nuestras emociones desarticuladas, desequilibradas y limitantes.

Se trata de preguntarnos sobre cuáles son las verdaderas razones por las cuáles hacemos lo que hacemos.

Se trata de identificar cómo estamos disfrazando una realidad interna con una máscara externa.

Y ahí es dónde te formulo una pregunta poderosa:

¿Qué tanto sabes gobernar tus emociones, o ellas te controlan a ti?

 Hay tres pautas que te pueden servir para revisar cómo abordas tu salud emocional:

#3 Enfrentas o afrontas: no es lo mismo luchar, pelear o increpar la emoción a afrontarla y trabajar su origen, sus repercusiones y lógicamente que te indica, que te avisa, que te revela de ti mismo.

#2 Huyes o aceptas: disimular la emoción diciendo que no te pasa nada, que las cosas no son así, que los demás se equivocan frente a ti y buscar mecanismos como dormir, salir de rumba o de paseo, ver televisión, comer, drogarte, ingerir licor u otras sustancias son algunos de los mecanismos de evasión a los cuales se suele recurrir.

#1 Enquistas o liberas: cuando no trabajas las emociones la mente las guarda en un baúl, la enquista y las deja para que te dirijan como si se tratara de tu control automático. Cuando asumes la emoción, la procesas y la liberas te revistes con nuevos y empoderados estados y creencias que te apalancan para vivir en tus términos.

Ahora te dejo esta pregunta para tu reflexión: ¿cuánto te está costando seguir los lineamientos del consumismo por continuar reacio a invertir en ti mismo, en tu conocimiento y en tu crecimiento?

Cuando tienes dolor de muela vas al odontólogo; cuando tienes una infección ocular recurres al oftalmólogo;

¿qué te previene entonces de buscar la ayuda idónea y dejar el hábito de querer arreglarlo por ti mismo partiendo de que si supieras como solucionarlo tú solo ya lo hubieras hecho?

Confío en que estas líneas te sirvan como referente de inspiración para ti y los tuyos. Puedes contactarme en crea.excelencia@gmail.com y definimos juntos como salir del laberinto emocional en que ahora mismo estás sumido/a.

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Por tu Excelencia,

ÁngelaR


Tu Coach de Pareja&Liderazgo con Propósito

P.D. ¿Prefieres probar que estas en lo correcto o ser feliz?