miércoles, 11 de febrero de 2015

¿Se aprende a amar o nacimos aprendidos?

Amar es un arte que podemos perfeccionar siempre y cuando nos hagamos a la idea de que sí es posible amar para ser amados.


Hacemos malas elecciones y luego decimos que nos engañan, señalan Jaumé Soler y Mercè Conangla en una de sus obras sobre ecología emocional.

Me encanta este postulado porque nos lleva a responsabilizarnos hasta de nuestras malas elecciones.

Y esto sí que es válido en el territorio emocional de la pareja. A veces es tan fácil responsabilizar a nuestra pareja de lo que nos pasa o nos deja de pasar, de nuestras emociones y de nuestros comportamientos.

Muchas personas eligen con ligereza a la mujer o al hombre de sus sueños desde el mundo de la ilusión o del enamoramiento y no cavilan quien es en realidad esa persona. Y cuando despiertan de la tierra de la fantasía se percatan de una cruda realidad y ya se encuentran en medio de la peor pesadilla.

A veces, muchas veces, al elegir pareja el parámetro se rige por cómo esa persona deslumbra por su imagen física, su posición económica, o su nivel socio-cultural y pasan por alto el análisis de cuáles son en común los valores, principios, hábitos, proyectos personales, preferencias y expectativas.

Aún más, no se detienen a pensar cuál es el equipaje emocional que trae a cuestas la pareja, cómo trabaja a nivel interno y su plan de ser la mejor versión de sí mismo.

Si nos regimos por criterios de elección pobres, el sinsabor tarde o temprano puede llegar porque no se ha construido la relación desde bases fuertes y la estructura resulta tan endeble que el primer viento la desploma.

Si amar es un arte, ¿nacimos aprendidos o podemos aprender a amar para ser amados?

Quizás este sea un tema para un debate interesante que cada quien desde su sistema de creencias defenderá o atacará.

Yo creo firmemente que el amor se construye y que aunque no nacimos con un manual es posible hacer una inversión consciente para que sea funcional, ecológico y nutricio.

Se requiere eso sí, que sean ambos miembros de la pareja los que estén alineados y decidan hacer de esa relación algo armónico.

Sin embargo, el compromiso de conocerse a sí mismo e invertir en educarse emocionalmente da bases sólidas para hacer elecciones adecuadas, serias y perdurables en el tiempo.

Elegimos desde nuestro propio mapa de creencias y en concordancia desde nuestro merecimiento. Tenemos a nuestro lado la persona que creemos nos merecemos, “tenemos  la pareja para lo que nos alcanzó”, afirma Rubén González Vera.  

Por ello, el llamado es a trabajar en nosotros mismos como activo fundamental de la relación para hacer elecciones serias y adecuadas, y así liberar al otro del señalamiento y la culpa por nuestras malas decisiones.

Recuerda que estamos a un click de distancia en crea.excelencia@gmail.com

Por tu Excelencia,

Ángela Rojas


Tu Coach de Pareja&Liderazgo con Propósito

P.D. Si podemos aprender a amar, ¿qué estás haciendo ahora mismo para invertir en ti y en tu educación emocional?

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