¿Hace rato que no armas rompecabezas?,
te invito a jugarlos de nuevo.
Me gustan los rompecabezas. Un montón de piezas revueltas y
sin orden específico pueden llegar a configurar una gran estructura llena de
armonía, color y belleza.
Así son las relaciones. A veces no llevan un ritmo y sin
embargo tienen todo el potencial de ser modelos de amor, entendimiento y misión
conjunta. El reto está en poner las piezas en su lugar.
Tal cual como en los rompecabezas el quid del asunto está en
hacer que los elementos encajen, sin forzar, sin imponer, simplemente porque
fluye y porque se dan los tiempos, la voluntad y el propósito de que funcione.
Con mis clientes pasa a menudo. Se trata de hombres y
mujeres que llegan a mí porque ya han vivido etapas muy importantes de sus
vidas, y sin embargo, están atravesando crisis vitales como no conectar con una
pareja ideal, bien sea porque no logran ubicarla, porque ya están en una
relación pero es disfuncional.
Vienen a un proceso a armar el rompecabezas, a poner las
piezas en su lugar y a tirar otras a la basura porque se construyeron en el
tiempo y carecen ya de sentido.
Lo primero que hay que tener muy claro es que cada individuo en la pareja es responsable ciento por ciento (100%) del
cincuenta por ciento (50%) que le corresponde. Ni más ni menos. No es
funcional cargar con lo del otro. Tan
carente de equilibrio es el descuido como la sobreprotección.
Si ambas personas logran unificar este criterio, ¡aleluya! Vamos
a allanar el camino. Sino, muy difícil que ambos remando en sentido contrario
lleguen a alguna orilla.
Cuando hay una persona poniendo todo y el otro no está
sintonizado, ¿cuáles pueden ser esos
factores que afectan el éxito de la relación? ¿Qué es ese otro 50% que está faltando?
Pueden ser muchos los elementos que inciden y dependen de
cada caso en particular. Solo voy a enumerar algunos como una guía de análisis
para ti que sigues estás líneas:
No. 5 Si tu pareja es un
mentiroso/a patológico. Es decir, está acomodando su discurso
permanentemente, ocultando, o dejando bajo la manga algunas cuestiones y
pretende que el otro no se da cuenta, es tal el grado de cinismo que se pone en
duda la inteligencia de la pareja. En principio puede que esto fuera motivo de
discusión pero con el pasar del tiempo ya ni siquiera se evidencia, simplemente
se escucha desde la desconfianza porque se llegó al término del cansancio.
No. 4 Cuando en la relación sigue mandando un tercero que casi siempre resulta ser la mamá de tu pareja. Bien
se trate de una relación de casados o de solteros, la mamá determina dónde,
cómo y con quien vive su hijo/a, con quien se pasan las vacaciones, que se hace
un fin de semana, que se come, que se compra o se deja de comprar. Es imperativo “destetarse” para poder vivir
en pareja, ya lo dicen las Sagradas Escrituras: “dejarás padre y madre”.
No. 3 Cuando la relación está marcada por el poder o la competencia para ver quien gana o quien tiene siempre la
razón. Por tanto, los gustos, preferencias,
necesidades y sugerencias del otro no se tienen en cuenta.
No. 2 Dar prioridad al placer
inmediato por la gratificación a largo plazo. Algunas personas prefieren sexo
rápido y ocasional que decidirse a invertir en una relación donde el amor sea
el ingrediente principal. En el primer caso, es demasiado fácil pues no hay vínculo,
compromiso, ni mucho que esperar. En cambio, una relación basada en el amor y en la sexualidad sagrada implica
permanecer, apostar y ceder.
No. 1 Escudarse en el papel del sabelotodo
que siempre se justifica para sacarse en limpio y acusa al otro de ser el “culpable”
de lo que sucede o deja de suceder. Es el camino de la mediocridad donde no se hace responsable de sí mismo, no se presentan disculpas
ante un impase o equivocación, no se pide al otro que marquen un ritmo nuevo, no se tiene
la entereza de asumir su responsabilidad.
Quizás sientas que tu relación está siendo afectada por
estos y otros estados más. Es posible salvar una relación en estas
circunstancias, puede ser posible siempre y cuando se sane primero así mismo,
su emocionalidad, sus memorias tóxicas.
Sanar la relación consigo mismo es un imperativo para llegar
liviano de equipaje a la relación de pareja en equilibrio de su masculinidad y
feminidad. Cuando se sana la relación con la pareja interior se puede donar al otro
desde un lugar de generosidad y entendimiento.
Te invito a explorar este tema, recuerda que en el ebook de
mi autoría Las 9 Enfermedades Del Amor
Que Tienen Tu Relación En Cuidados Intensivos se desmenuza cada uno de los
elementos aquí tratados y muchos más. También puedes acceder a asesoría y/o
entrenamiento personalizado, estoy feliz de poder facilitarte este viaje hacia
tu conocimiento y reconciliación interior.
La invitación es a contactarme en: crea.excelencia@gmail.com
Por el derecho a amar para ser amado,
Ángela Rojas
Tu Coach de Pareja&Liderazgo con Propósito
P.D. La honestidad consigo mismo es vital para determinar
que es aquello que traigo a la relación con la cual la construyo o la destruyo.
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