martes, 13 de octubre de 2015

Ser desconfiado paga

La epidemia de desconfianza se propagó y para algunos no han  inventado la vacuna



Cuando desde niño te metieron en la cabeza ideas similares a no hables con extraños, no le recibas nada a los desconocidos, cuidado con creer en... te inocularon el virus de la desconfianza y te escondieron la vacuna.

Tus padres con su mejor voluntad y con el ánimo de protegerte actuaron desde su esquema de pensamiento,  pero menudo problema que te inventaron.


¿Qué pasó? porqué mejor no te enviaron un mensaje sano de llamado a la cautela, a la prevención y a la conducta de constatar.

¡No señor! Todo lo contrario.



Lo que te enseñaron vs lo que aprendiste

Tanto a ti como a mí lo que nos enseñaron con estas advertencias macabras fue: el mundo es malo y el mundo es peligroso. En la gente no se puede confiar porque siempre traen malas intenciones. Es mejor solo que mal acompañado.

Incauto tú, caíste en la trampa mortal. Incauta yo que también caí. Puede ser qué tú hayas sido uno de esos niños disciplinados y sumamente obedientes. Yo por lo menos lo fui.

Dale una miradita a esa trampa para que veas salir de ahí un montón de “tímidos” e “introvertidos” con marcadas dificultades en la edad adulta de interactuar a nivel social, de participar en grandes grupos y de hacer amigos. Y ahora, nada más ni nada menos, pueden verse a si mismos pagando el precio pactado.

¿Cuál precio?

Ser desconfiado paga un precio muy alto. Y ahora tú puedes estar poniéndote al día con las cuotas atrasadas:
  • Sentirte solo y aislado
  • Poco apreciado
  • Perder oportunidades de interactuar  
  • Tener pocos amigos
  • Hacer pocos negocios
  • No atreverte a conocer cosas y personas nuevas
  • No arriesgarte a ser creativo
  • No brindarte oportunidades nuevas de aprendizaje
Quien no se sale de esta jaula invisible cultiva grandes problemas y cosecha enormes perjuicios.

Para serte honesta, conozco muy pocas personas que no profesen este patrón de desconfianza en sus vidas. Sin embargo, hay quienes o no escucharon a sus padres o recibieron de ellos otros mensajes.

Una historia diferente

Te voy a contar una historia, una historia real. Él es mi amigo y es amigo de muchos amigos. ¿Me captas?

¡Es increíble! se desempeña en el área de la salud y le cuesta diferenciar si sus pacientes son amigos, o sus amigos son pacientes. Su vida social es de una riqueza extraordinaria, su carisma le favorece crear vínculos con muchas personas –obviamente no con todas, tampoco es monedita de oro-.

¿En qué le beneficia su amplia red de amigos? 

Recibe regalos continuamente, goza de invitaciones a reuniones sociales, fiestas, viajes. Tiene constantemente excelentes ingresos económicos porque la clientela no baja, por el contrario se multiplica exponencialmente, cuenta con red de apoyo en sus momentos de dificultades. 

Se siente apreciado, valorado y sus amigos/pacientes/amigos le profesan una gran gratitud refiriéndole más y nuevos pacientes que con toda seguridad y con el paso del tiempo muchos también se convertirán en amigos.

Haz tu propio test

Ahora yo quiero que tú te hagas autocoaching y trabajes con estas preguntas poderosas:
  1. ¿Será que tú sufres de la epidemia mortal de desconfianza, a ti te inocularon ese bicho?
  2. ¿Será que ser desconfiado te está frenando de avanzar por tu mundo?
  3. ¿Será que si tú te reconoces como un ser desconfiado puedes hacer algo para virar tu camino?

Confianza inteligente

Tampoco te estoy invitando a ser líder de la credulidad que ralla en la bobada

Porque cuando te topas con alguna de esas personas que tiene más malicia un gato de porcelana, el problema también alcanza otras dimensiones para nada inocuas. Y yo no digo nada pero me preocupo.

El llamado es a vivir en balance, como mejor la nombra el experto argentino, Bernardo Stamateas: cultiva tu confianza inteligente.

¿Quieres hablar sobre tu desconfianza poco inteligente? Estoy a un click en crea.excelencia@gmail.com

Por tu Excelencia,















Ángela Rojas
Tu Coach de Pareja&Liderazgo con Propósito




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