Las razones son las excusas de los adultos, suele decir
una de mis mentoras. Y cuando empiezas a trabajar en ti mismo comprendes cada
vez más este postulado.
Realmente estamos manejados por un control
automático como cuando prendes, apagas o cambias de canal tu televisor.
Este control activa estrategias que están en
nuestro inconsciente. Según los expertos, el 97% de nuestras decisiones las impulsa
la mente inconsciente, y la mayoría de los patrones y códigos que la rigen –por no decir todos- se instauraron
desde los cero meses hasta los 7 años de tu vida.
Por eso, no es gratuito decir que algunas
personas viven en automático.
Si atendemos a este postulado, sería como afirmar
que las estrategias que corremos a diario están regidas por las decisiones que
toma nuestro niño interno.
Cómo así que las estrategias: comportarse como
incrédulo, escéptico, postergador, tener una personalidad triste, si juzgas, si
sientes rabia o pánico.
Claro que no solo las emociones que a veces
denominamos como negativas (aunque no estoy de acuerdo con que se les llame
así), también las positivas.
Todas ellas emergen de las vivencias de la infancia
que aunque no las recuerdes, sí que están allí.
“¿Estás
dispuesto a hacer consciente lo inconsciente?” Con esta pregunta empiezo los
entrenamientos personalizados con mis clientes. Y vaya si se sorprenden.
Quizás te resulte un poco extraño entender este
concepto. Y realmente para los clientes que llegan nuevos al Coaching resulta
así. Poco a poco, sesión tras sesión se alcanza a comprender de que se
trata y como éstas activan las respuestas de huida o parálisis tan comunes a
los seres humanos.
Hacer un trabajo de conocimiento interior para
superar todas esas barreras que fueron creadas durante la infancia y que hoy
están obstaculizando nuestro camino para llevar nuestras vidas al siguiente
nivel puede ser que no resulte fácil.
Como ya lo hemos abordado en otros artículos,
debemos partir de aceptar facetas de nuestra personalidad que
afectan nuestra relación con nosotros mismos y por ende con los demás.
Para
ello se requiere valentía y determinación. Algunos mejor evaden y siguen por la
vida con su rol de víctimas y eligen seguir llenando su maleta personal de
excusas y razones.
“No es lo mismo salir corriendo, que salir a correr”.
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